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jueves, 10 de mayo de 2012

(GLOBEROS)POR EVA MONTERO PSICOLOGA.Cuando era jovencita y hacía mis primeras rutas en bici recuerdo que mi primo me dijo que tuviera cuidado con llamar "globero" a un ciclista porque éste se podía enfadarLa palabra en principio puede sonar ofensiva, como un insulto. De hecho, hay a quien le molesta que se lo llamen. Pero no lo es tanto, puesto que otros presumen de "ser globeros". Y es que las acepciones para este término son muy diversas en España.

Según me explicaron, el término viene de antiguo, cuando los vendedores de globos solían ir en bicicletas por las calles ofreciendo esas esferas flotantes de colores a los niños a cambio de unos reales. "Globero" se aplicaría, pues, a aquél que no tiene ni idea de ciclismo pero que monta en bici casi como por obligación, pero que su nivel no sube por más que pase horas y horas pedaleando. Pero también se le llama así al que no se depila las piernas, al que lleva una mala bici o una equitación pasada de moda, al que no quita el tapón de las válvulas de la cámara, etcétera.

Algunos cicloturistas opinan que los únicos no globeros son los profesionales, pero entre ellos mismos suelen gritarle "globero" al que desperdicia fuerzas sin ningún objetivo, al que se escapa sabiendo que le van a cazar enseguida, al que no sabe andar bien entre el pelotón...


Yo voy a utilizar el término en este artículo para designar al usuario de la bicicleta que siente la necesidad imperiosa de sobrepasar a todo aquél que ve a lo lejos en la carretera, de coger la rueda al que le adelanta, o de pegar un palo tras otro en su grupeta intentando dejar atrás a sus compañeros.
Superarse a uno mismo
En el último maratón popular celebrado en Madrid me encontré a un corredor sufriendo calambres en una de las camillas que ponen al final del recorrido para dar masajes. Me dispuse a hacer mi labor como psicóloga hablando con él y desviando de esta forma su atención del dolor, para que la sufrida fisioterapeuta pudiera amasar mejor sus machacadas piernas. Había hecho un buen tiempo teniendo en cuenta que no era profesional, pero a pesar de ello estaba descontento y muy negativo. El motivo es que había realizado 9 minutos más que el año anterior. Ese hecho le hacía verlo todo negro, hasta el punto que ni siquiera le motivaba llegar luego a casa y descansar, ni ver a su hijo de apenas unos meses de edad.

Tan negativo estaba que le costaba valorar el hecho de haber superado el deseo de abandonar en el km. 32, ni era capaz de ver que de los errores se aprende y que le serviría para la próxima maratón. Sí que veía el horror de tenerse que desplazar al día siguiente en coche a una reunión importante con su empresa. No hacía falta preguntar a este corredor si en el trabajo era tan exigente consigo mismo como en el deporte, y no lo hice porque no era el momento de meterle más presión, pero es muy evidente que así era.



Cuando se convierte en obsesión
La sociedad en la que vivimos nos empuja continuamente a superarnos a nosotros mismos. De hecho, el deporte reglamentado comenzó a la vez que la revolución industrial. El globero piensa que si no se supera será un fracasado y todos le mirarán por encima del hombro. La idea le preocupa tanto que no dejará de darle vueltas y se acabará convirtiendo en una obsesión, con lo cual traslada el afán de superación a todas las áreas de su vida, incluida la deportiva. Aquello de “que pensarán de mí si me quedo atrás” llega a estar tan interiorizado en el cerebro que se vuelve inconsciente y provoca reacciones automáticas de saltar al primero que pasa por tu lado. Pero eso no es lo peor, un pique de vez en cuando es saludable. El problema es cuando ves competición por todas partes. Como no puedes ser el mejor en todo, no conseguirlo puede dar lugar a dos reacciones como estas:
- Agresividad: si se echa la culpa a los demás por no ganar.
- Depresión: si te echas la culpa a ti mismo.



Si eres un globero de este tipo, reflexiona sobre qué te llevó a tener esa necesidad imperiosa por competir en el ámbito del cicloturismo. La agresividad lleva a la ansiedad y ésta a trastornos físicos graves que ya hemos visto en artículos
anteriores, y salir de una depresión es muy costoso. Evalúa si tu forma de hacer deporte es sana o insana. Sobre todo, mira hacia dentro de ti mismo y busca tus propias inquietudes, dejando en segundo plano lo que los demás esperan de ti. Conocerse a sí mismo a veces puede resultar un poco duro, pero a largo plazo te da enormes satisfacciones.
¡Ánimo, globerillo!

Eva Montero es psicóloga del Deporte
ABAJO TENEIS FOTOS EN GRANDE DE LA ROMPEPIERNAS DE SOS

1 comentario:

guti dijo...

buenas fotos Pepe


PERFIL DE LA IRATI XTREM
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